Desde 1488, primera fecha que aparece en los Libros Parroquiales conservados, la iglesia de El Vado aparece dedicada a Santa María, denominándose Santa María del Vado. Aunque ya en 1546 aparece la denominación de Nuestra Señora de la Blanca, como tradicionalmente se la conoce en los últimos siglos. La Virgen Blanca, así llamada popularmente, se trataba de una Imagen de María con el Niño Jesús en brazos, según se la describe en el libro de cuentas de la Cofradía durante el siglo XIX. Estaba entronizada en un "nicho" u hornacina en el Retablo del Altar Mayor, celebrándose su fiesta el día 15 de agosto, festividad de la Asunción de la Virgen, con procesión y fuegos artificiales.
Desde el siglo XVI también se señala la presencia de dos altares colaterales dedicados a San Sebastián, cuyos oficios eran costeados por el Ayuntamiento, y a Nuestra Señora del Rosario, con una imagen en talla realizada en 1579. Los anclajes de dichos retablos todavía se pueden ver en las cabeceras de las naves laterales.
Durante el siglo XVI se mandan repintar unas imágenes de Santiago y San Blas en el retablo colateral de Nuestra Señora del Rosario, realizándose unas tallas en 1579 de los mismos, llevando las tablas al interior de la Sacristía.
Ya en el siglo XIX se indica la existencia del Altar de San José.
Con los pocos datos que se tienen de dichas obras artísticas, sin embargo, debe destacarse el Retablo Mayor en el que sobresalía un tabernáculo a modo de templete, realizado en madera y con diversos relieves, regalo del Cardenal Portocarrero en 1630 según una inscripción realizada en el mismo. El escultor tallista de Tamajón, D. Jósé Quintana, intervino en dicho retablo en 1762, constando el dorado del tabernáculo.
Todo este conjunto artístico desapareció lamentablemente durante la Guerra Civil de 1936, destruyéndose las imágenes el 25 de julio de 1936.