Asociación Cultural Hijos de La Vereda

Bienvenidos a este blog sobre La Vereda, Matallana y El Vado, pueblos de la provincia castellana de Guadalajara.



Desde aquí podrás conocer aspectos de la geografía, historia, arquitectura popular y cultura tradicional de estos bellos pueblos de la Sierra de Guadalajara.


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sábado, 31 de diciembre de 2011

EL CANTAR DE SAN SILVESTRE


Esta noche es San Silvestre, última noche del año
que entre damas y galanes, se repite el aguinaldo.
Y el aguinaldo pedimos, como pidió San José
la noche que nació Cristo, en el portal de Belén.
Que el día de Nochebuena, entre damas y “judeas”
parida estaba la Virgen, alumbrándola una estrella.
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Portales y dónde nace resplandecen como el sol;
pañales que lo empañaban la Virgen se los cortó;
fajero que lo enfajaba era un rico ceñidor;
la cuna que lo mecía eran las ruedas del sol;
la Dama que le criaba le cantaba esta canción.
Reyes ha habido muy grandes y Tú has de ser el mayor.
Bajarás a los infiernos antes de que se ponga el sol,
sacarás a Adán y Eva de la boca de un Dragón.
Allá “adelante” habrá tres sillas, sillas de grande valor,
te sentarás en la de en medio al par de Nuestro Señor.
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Estas puertas son de pino y el cerrojo es de latón,
y aquí vive un caballero que está alumbrando al Señor.
Quién es aquel caballero que está sentado en su silla,
(pues) será el señor Eugenio, que por muchos años viva.
Quién es aquella señora que está sentada a su lado,
(pues) será “señá” Tomasa, que nos va a dar el aguinaldo.
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El aguinaldo que nos dé, dénosle con alegría
que para subir al cielo,la limosna es “grandesía”.
Jesucristo se lo pague y aquella Reina del Cielo.
Jesucristo Rey de Vida, Aquel que nació en Belén,
que nos ha juntado aquí, nos junte en la Gloria, Amén.

Con este bello aguinaldo, los habitantes de La Vereda despedían el año en la noche de San Silvestre: noche mágica en la que la ronda de mozos entonaba, con el único acompañamiento de un gran tambor de propiedad comunal, este canto petitorio de Navidad arropando a la figura del Botarga.
El Botarga era un personaje estrafalario vestido con ropa vieja: chambra (blusa)  y sayas (faldas) de mujer, alpargatas y un cinturón del que colgaban varios cencerros. Se tiznaba la cara, y se cubría con un pañuelo y un sombrero de paja, llevando un largo garrote en la mano. Vestido así, salía con la ronda de mozos haciendo sonar sus cencerros. Al llegar a las casas los mozos entonaban en el portal un aguinaldo, “el cantar de San Silvestre”, con el único acompañamiento del tambor. El botarga llamaba a las puertas con su bastón, corriendo a la cocina para remover con su garrote las brasas del fuego en busca de patatas asadas y para revolver la cocina. Daba saltos haciendo sonar estrepitosamente los cencerros, y si había mozas o niños en la casa, bailaba con ellos, cantando los pequeños:
“Botarga la larga, cascaruleta,
que más vale mi pelo que tu chaqueta”
El grupo llevaba dos cestas y unas alforjas: para recoger el aguinaldo de los mozos y el aguinaldo de los hombres, que se recogía y se procedía a su almoneda o subasta el día de Año Nuevo. Este aguinaldo se componía principalmente de chorizos, legumbres y cereales. Por último, si en la casa había algún mozo, ese invitaba a entrar a todos sus compañeros que hacían la ronda y se les invitaba a torreznos, pastas y anís. Así continuaba la ronda toda la noche.
El aguinaldo aquí recogido es principalmente una muestra del romance denominado "La Virgen anuncia al niño su pasión y gloria", romance cuyas versiones más parecidas han sido recogidas hace más de un siglo en el norte y noroeste de España y Portugal (curioso la referencia a Portugal), aunque también hay alguna versión más reducida en la cercana Brihuega, en la misma provincia de Guadalajara. En la última parte del aguinaldo se mezcla con estrofas de carácter petitorio que podían utilizarse en cualquier época del año. Merece resaltar la belleza de los versos que describen el pesebre y anuncian la Pasión de Cristo, y resulta curioso imaginarse el contraste entre el rudo carácter de los serranos y la pobreza del entorno, con el canto de estos versos de carácter culto.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

LA GUERRA CIVIL EN LA VEREDA, MATALLANA Y EL VADO

 Expediente de la Causa General
Soldado de La Vereda junto a la Plaza de Toros de Valencia, en zona republicana
Según los archivos de la llamada Causa General, en la que se describían los diversos hechos acaecidos en estos duros años de 1936 a 1939 de la Guerra Civil, la guerra llegó a El Vado apenas una semana después de su inició. El Vado, La Vereda y Matallana quedaron en zona republicana, y según los archivos, el 25 de julio de 1936 se produjo ya la quema de los "santos" de la Iglesia por parte de milicianos venidos de fuera y de algunos vecinos. El 8 de marzo de 1941, acabada la guerra, Cándido E., alcalde de El Vado, indica que desaparecieron igualmente la "documentación de los archivos municipales y parroquiales". También el cura párroco José Montero Rentero indica en 1942 que la iglesia "fue parcialmente destruida, siendo destrozados los altares y las imágenes y desapareciendo todos los objetos de culto"
Esto hace sospechar que tras un primer destrozo de las imágenes, se produjo un expolio de los objetos de valor, tanto de culto (objetos de plata, retablos, etc.) como de los propios archivos concejiles y parroquiales (únicamente se conservan los Libros de Cuentas de ambas instituciones porque fueron anteriormente expropiados hacia 1855 en las famosas Desamortizaciones, y conservados en el Archivo Histórico Provincial)
Una de los pocos aspectos positivos en esta época fue que no se produjo ningún hecho sangriento entre los vecinos o con los milicianos, seguramente porque todos eran igual de pobres.
Como testigo de excepción, nos lo puede contar así un vecino de La Vereda que en aquel año de 1936 contaba con apenas 7 años:
"A la edad de 7 años vio por primera vez en su vida, con sorpresa infantil, los aviones. La causa, el inicio de la Guerra Civil Española; en esa época, en agosto de 1936, vio como los milicianos y algún vecino del pueblo, sacaban la imagen de la Inmaculada de la Iglesia de La Vereda y la fusilaban en las Eras de detrás de la Casa de los Balcones. Según él, no pudieron darla en la cabeza porque la imagen la movía y esquivaba las balas. Cuando se fueron los milicianos, recogió la cabeza y la escondió en algún lugar del pueblo, pero cuando se acabó la guerra ya no pudo encontrarla.
Igualmente sacaron todo lo que había de valor en la iglesia, llevándose hasta la campana que había en la espadaña para fundirla, y que nunca se volvió a reponer, destrozando lo que no podían llevarse. A los vecinos, les requisaban lo que tenían de ganado y comida (cabras, ovejas, cerdos, gallinas, grano, etc) salvándose el ganado que se encontraba suelto en los montes de La Cerrada.
Durante estos años de la guerra civil, estando en La Cerrada pastoreando, veía al anochecer largas filas de gente que huía desde Valdesotos (zona republicana) hasta Colmenar (zona nacional), a través de Collado Hontanar y la Peña Centenera.
Una vez, su hermano se encontró con un huido de Guadalajara y le escondió en las Teínas de La Cerrada hasta que llegó la noche y pudo pasar a Colmenar. Era un comisario de policía, acusado de nacional, que cuando acabó la guerra buscó a la familia y le hizo un regalo, y siempre que iban a Guadalajara pasaban a verle.
En los últimos meses de la guerra el frente estaba junto a Matallana, habiendo trincheras y puestos de vigilancia en la Cabeza del Vado y en el Portillo de la Cabeza y Medio, vigilando el paso desde Colmenar y Corralejo, en zona nacional. Por ello a los habitantes de La Vereda les evacuaron en diciembre de 1938 a Mondejar (a los de El Vado les llevaron a Almoguera y a los de Matallana a Albares), donde estuvieron en diversas casas del pueblo hasta finales de abril, acabada ya la guerra. Para llevárselos evacuados llegaron camiones hasta el molino de El Vado, y hasta allí cada familia llevó sus pocas pertenencias en mula desde La Vereda. Hicieron el viaje hasta Mondejar de noche, donde fueron alojados con diversas familias de la localidad, con las consiguientes diferencias con los vecinos ante esta obligación forzosa de alojamiento. Cuando acabó la guerra, cada familia tuvo que buscarse por su cuenta el modo de vuelta, con el problema de que el dinero republicano ya no era válido. Gracias a que los abuelos conservaban monedas de plata de la Monarquía, los duros de plata de Alfonso XII y Alfonso XIII, pudieron vender dicha plata y alquilar un carro para volver hasta Tamajón. Llegaron a La Vereda el 1 de mayo, y el día 5 falleció uno de sus abuelos.
Este niño y su futura mujer hicieron la primera comunión juntos, posiblemente hacia 1940, con 11 y 14 años, pasada la República y la guerra civil, cuando pudo volver algún sacerdote. La hicieron en la Escuela de El Vado porque la iglesia estaba ruinosa. Como gran convite, tomaron chocolate caliente a la taza; un lujo en estos años de carestía, aunque en estos pueblos no se pasó hambre: siempre se podía sacar algo de comer del campo"