Datos de la Memoria del Estado de la Enseñanza. Universidad Central. 1861.
Estando de actualidad en estos momentos la situación de los servicios públicos de educación y sanidad, conviene recordar cómo eran estos equipamientos en nuestros pueblos hasta su desaparición.
En este caso hablamos de la educación, de la Escuela: tenemos pocos datos de cómo funcionaba la Escuela en La Vereda, Matallana y El Vado, pero todavía se recuerda por los últimos niños que hubo en estos pueblos como era la escuela de los años 50 del pasado siglo. La Escuela y Casa de la Maestra de La Vereda se construyó como edificio independiente en la década de los 40, después de la Guerra Civil. Constaba de dos entradas, una para cada uso, y hasta hace dos décadas se conservaban los viejos pupitres de madera. Hasta entonces hacia las veces de Escuela una de las salas de la planta baja de la Casa de Villa de la que aún se conserva una puerta tapiada en el muro lateral izquierdo, construyéndose el nuevo edificio al anegarse el pueblo de El Vado.
En El Vado la Escuela estaba situada en el centro del pueblo, junto a la Casa y Huerto del Cura, y muy cerca de la Casa de Villa de El Vado, y debía ser de arquitectura similar al resto, sirviendo de escuela y vivienda del maestro.
Por los datos de la Memoria del Estado de la Enseñanza realizado por la Universidad Central en 1861, debía haber durante el siglo XIX y principios del XX una escuela en El Vado y otra en La Vereda, que servía igualmente a Matallana. Por este boletín y los recuerdos de los más mayores, la dificultad del acceso y la pobreza de estos lugares, debía provocar que normalmente no se cubrieran las dos plazas de maestros, por lo que los niños de La Vereda y Matallana acudían a principios del siglo XX a la Escuela de El Vado.
Así en 1861 la plaza de La Vereda estaba vacante y ejercía las funciones de maestro, con sueldo de 515 reales, D. Félix Borlaff. Dicho maestro aparece igualmente en el Catastro de 1863 como propietario de varias fincas rústicas por lo que se debió establercer en El Vado durante varios años. Sin embargo, hacia 1900 ya no aparece dicho apellido en los sucesivos Catastros, y sí aparece el apellido "Borlaff" en el cercano pueblo de El Cardoso, ¿se trasladaría a finales del siglo XIX dicha familia a este pueblo?
La escuela era mixta, es decir, iban niños y niñas juntos, y no se diferenciaban por cursos. Utilizaban "cartillas" y plumillas proporcionadas por el maestro, aprendiendo las nociones básicas de lectura y escritura, aritmética y el catecismo, y eso, si el trabajo en el campo, la guerra o las penurias se lo permitían.
En El Vado la Escuela estaba situada en el centro del pueblo, junto a la Casa y Huerto del Cura, y muy cerca de la Casa de Villa de El Vado, y debía ser de arquitectura similar al resto, sirviendo de escuela y vivienda del maestro.
Por los datos de la Memoria del Estado de la Enseñanza realizado por la Universidad Central en 1861, debía haber durante el siglo XIX y principios del XX una escuela en El Vado y otra en La Vereda, que servía igualmente a Matallana. Por este boletín y los recuerdos de los más mayores, la dificultad del acceso y la pobreza de estos lugares, debía provocar que normalmente no se cubrieran las dos plazas de maestros, por lo que los niños de La Vereda y Matallana acudían a principios del siglo XX a la Escuela de El Vado.
Así en 1861 la plaza de La Vereda estaba vacante y ejercía las funciones de maestro, con sueldo de 515 reales, D. Félix Borlaff. Dicho maestro aparece igualmente en el Catastro de 1863 como propietario de varias fincas rústicas por lo que se debió establercer en El Vado durante varios años. Sin embargo, hacia 1900 ya no aparece dicho apellido en los sucesivos Catastros, y sí aparece el apellido "Borlaff" en el cercano pueblo de El Cardoso, ¿se trasladaría a finales del siglo XIX dicha familia a este pueblo?
La escuela era mixta, es decir, iban niños y niñas juntos, y no se diferenciaban por cursos. Utilizaban "cartillas" y plumillas proporcionadas por el maestro, aprendiendo las nociones básicas de lectura y escritura, aritmética y el catecismo, y eso, si el trabajo en el campo, la guerra o las penurias se lo permitían.