En el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara se conserva el Libro de Cuentas de la Ermita de Ntra. Sra. de la Concepción, que abarca desde 1761 hasta 1840. En él se incluye un documento fundamental para la historia de la Ermita: se trata de la licencia del Arzobispado de Toledo dada el 4 de diciembre de 1759 para "ensanchar, alargar y embovedar la ermita de Nuestra Señora de la Concepción de La Vereda, y para bendecirla, y poder celebrar el sacrificio de la Santa Misa".
Este documento nos permite indicar que hasta ese momento la Ermita de La Vereda podría consistir en lo que ahora es la Capilla Mayor del templo, construyéndose en esos años la nave, el pórtico y la sacristía, así como realizarse el cielorraso de escayola que se ha conservado hasta la rehabilitación de 2007.
Otro dato importante que nos descubre este libro de cuentas es el dato que proporciona el Inventario de sus posesiones realizado el 6 de julio de 1769. En él se indica que en 1611, "siendo mayordomo de esta Ermita de La Vereda Juan de Mondragón, se vendió una tierra en el Collado, estando dedicada entonces la ermita a San Bartolomé". Este dato se da como transcripción de un libro de cuentas más antiguo que no se ha conservado.
Así descubrimos que hasta mediados del siglo XVII la dedicación de la ermita de La Vereda es San Bartolomé. La causa de esta dedicación nos hace remontarnos a una época anterior a 1373: desde aproximadamente el año 1100 existe en la villa de Sepúlveda una iglesia románica dedicada a San Bartolomé, siendo la segunda iglesia datada en dicha ciudad. Hasta nuestros días ha pervivido la fiesta de los diablillos de San Bartolomé, celebrada en Sepúlveda la noche del 23 de agosto. Por tanto, no es muy arriesgado suponer que el hecho de la primitiva dedicación de nuestra ermita a San Bartolomé se deba a la repoblación realizada por los sepulvedanos en estas tierras. Esto nos hace retroceder la fundación de la ermita y por tanto seguramente de La Vereda a una fecha muy temprana, anterior sin duda a 1373, año en el que El Vado pierde definitivamente toda relación con Sepúlveda, al pasar a manos de Pedro González de Mendoza.
El cambio de dedicación se debió realizar hacia 1650, cuando las Cortes de Castilla (1621) y las bulas de Gregorio XV (1622) y Alejandro VII (1661), defendieron la Inmaculada Concepción de María, y por tanto habría un ambiente religioso popular favorable. Así en el Catastro del Marqués de la Ensenada, en 1752, se habla ya de la Ermita de Ntra. Sra. de la Concepción, detallando propiedades de la Imagen como algo totalmente establecido.
DE 078 Libro de Cuentas Ermita Ntra. Sra. Concepción. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara.