Asociación Cultural Hijos de La Vereda

Bienvenidos a este blog sobre La Vereda, Matallana y El Vado, pueblos de la provincia castellana de Guadalajara.



Desde aquí podrás conocer aspectos de la geografía, historia, arquitectura popular y cultura tradicional de estos bellos pueblos de la Sierra de Guadalajara.


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sábado, 27 de noviembre de 2010

FUENTES EN EL VADO, LA VEREDA Y MATALLANA

FUENTE DE EL VADO
LA FUENTE, LA VEREDA
EL POZO, LA VEREDA
EL PILÓN, LA VEREDA

FUENTE DE MATALLANA

Entre las numerosas fuentes que aparecen en la geografía de estas tierras, sobresalen las fuentes situadas en los cascos urbanos. Signo de poblamiento, constituyen un pequeño ejemplo de arquitectura popular.
En El Vado todavía subsiste, a pesar del abandono, la Fuente de El Vado, enmarcada en un precioso arco de medio punto realizado mediante lajas de pizarra. Hoy en día se encuentra llena de maleza y arbolado, junto al camino que sube desde los Huertos de El Vado. En 1622 se denominaba la Fuente Grande.
En La Vereda se encuentran la Fuente, bajo la Iglesia y la Casa de Villa: una poza excavada en la roca en la que mana el agua, protegida por un pequeño casetón de pizarra que se cubre con una gran laja de pizarra que cuenta con dibujos tallados con hacha en su parte superior. Lástima que habitualmente esté cubierta de vegetación. En el Barrio de Arriba está el Pozo, con un esquema parecido, pero con un canal de desagüe de mayor tamaño. A esta fuente se preparó, por los vecinos hacia 1960, la conducción de agua desde la Fuente del Espino, como a dos kilómetros del pueblo, conducción que fue terminada después de ejecutada la expropiación forzosa. Por último, aunque no se encuentre propiamente en el casco urbano, hay que hablar del Pilón: una gran poza que se encuentra bajo la Rezuela, en el Barranco de Roblemarina, que cuenta con poyetes tallados en el lateral ya que era donde las mujeres acudían a lavar la ropa. En especial, se dice que en invierno, el agua de esta fuente salía templada, por lo que se iba sobre todo en esta época del año a ella. Ahora se encuentra totalmente encenagada de tierra y vegetación, a pesar de lo cual, todavía se ve un pequeño caño metálico.
En Matallana la Fuente se encuentra al final de la calle de San Juan, al pie de un murete de pizarra de cierta longitud, con un pequeño pilón.

FUENTE DE LOS PORTUGUESES

Un hecho curioso que refleja la toponimia es la existencia de la llamada Fuente de los Portugueses. Situada cerca del camino de La Vereda a Matallana, pasado el Cruzado de los Caminos y cerca de El Robledo, no se sabe el porqué de su nombre.
En el Catastro de Ensenada de 1752 aparecen diversos propietarios de fincas de secano que se encuentran en dicho paraje: Francisco Sanz y Antonia Alonso; Marcos Mínguez y Francisca Alonso, de La Vereda; Esteban García y Juana Herranz, de Matallana
Y si parece extraño encontrarnos este topónimo que aún hoy en día se conserva, en el mismo Catastro de 1752 aparece el nombre de Casa de Marilipe. Un nombre de origen portugués, del cual desconocemos su localización y su origen. En dicho Catastro, Juan y Juana Herranz; Juan Navarro y Juana García; Francisco Esteban y Josefa Serrano, todos ellos de Matallana, contaban con prados de secano en este paraje. Por ello cabe deducir que se encontraba en un lugar cercano a Matallana.

EL ARROYO VALLOSERA

ARROYO VALLOSERA JUNTO AL ARROYO EL TEJOSO Y EL PAJAREJO

PRESA DEL MOLINO

RECORVO DE LAS PILAS DE LAS COVACHAS

PEÑA BANDORIA

El arroyo Vallosera, afluente del río Jarama, nace en el Pinhierro, término de La Vihuela, aunque discurre prácticamente en su totalidad por La Vereda. Por este motivo, el Concejo de El Vado arrendaba la pesca de este arroyo, según los datos recogidos en sus Libros de Cuentas desde el s. XVI.
Tiene una longitud total de 7850 m y recibe en La Vihuela las aguas de los arroyos del Pinhierro, del Acirate, de la Garganta, del Horcajuela y del Pedregosa. Ya en La Vereda, tiene como afluentes los arroyos del Pajarejo, del Tejosos, de las Cabañas, del Collado, del Arroyo Abajo, del Cerezo, de los Nogales o Sierra Elvira y del arroyo del Cabecito.
Todo su cauce discurre en un profundo desfiladero, entre peñas, tales como el Recorvo de las Pilas de las Covachas, la Pozalloso, o la Peña Bandoria, ya muy cerca de Santa María del Vado, donde desemboca actualmente en el Pantano del Vado sobre el Jarama.
Tiene varios pontones en su trayecto, como son el Pontón del Vellío, el de la Tejuela, el Pontón de las Cortes, junto al Arroyo Abajo, el Puente de La Vereda junto al arroyo de los Nogales, y el Pontón de la Rezuela.
Su nombre se traduce como "valle de los osos", siendo su referencia escrita más antigua la cacería que se describe en el "Libro de Montería del rey Alfonso XI" (1311-1350), donde aparece como la "Foz de Val Osera". En los libros de Cuentas municipales aparece desde 1588 el arrendamiento de su pesca como ingreso habitual.

LOS PUENTES DE EL VADO, LA VEREDA Y MATALLANA

PUENTE DE EL VADO, RÍO JARAMA
PUENTE DE LA VEREDA, ARROYO VALLOSERA

PUENTE DE MATALLANA, RÍO JARAMA
Rodeados como estan de ríos y arroyos, no podían faltar en estos pueblos los puentes. Puentes como el de El Vado sobre el río Jarama que configuraron la propia existencia del municipio como paso obligado de los rebaños transhumantes de ovejas desde el norte hacia el sur de Castilla, y de la propia comunicación de las personas.
En los Libros de Cuentas municipales conservados del siglo XVI y XVII, aparece ya en 1590 un gasto en "hacer pared y arreglos de la puente". Actualmente el puente que se conserva bajo las aguas, y que se puede todavía ver cuando baja el Pantano, es una viga de hormigón prefabricado, posiblemente colocada en los años 1940-195o, colocada sobre tres pilones o bases realizadas con mampostería de pizarra y cantería de piedra en las esquinas, formando dos vanos. Sin más datos para contrastar, se puede suponer que durante la realización del Pantano se colocara esta viga para facilitar el paso de vehículos pesados para realizar trabajos diversos en El Vado, manteniendo las bases de piedra y eliminando los tableros o bases horizontales del puente. Esto nos hace preguntar de qué modo estaría rematado el puente, mediante dos arcos o mediante tableros horizontales. Si se puede decir que durante los siglos XVI y XVII aparecen diversas reparaciones de "la calicanto de la puente de El Vado" o de "entablar la puente", 1598-1600. Esto hace suponer que en esta época estaría realizado al modo tradicional de las puentes de estos pueblos, con bases de mampostería en los márgenes y entablado de madera como paso entre ambas. En 1611 se indica un gasto en "vino en aderezar la puente" y "del vino cuando se embarandonó la puente, de hacer la madera", es decir de ponerle barandilla al puente.
Los puentes o las puentes de La Vereda y de Matallana, sobre el arroyo Vallosera y el río Jarama respectivamente, se configuran del mismo modo: dos grandes bases o pilones de mampostería de pizarra, con entablado de vigas y tablas de madera como pasos. Sin embargo se diferencian en la situación de los mismos, un vado en el caso de La Vereda, y un espectacular cortado el de Matallana. Esto hace que el puente de Matallana resulte una obra realmente importante, con dos grandes bases realizadas en pizarra a una altura muy elevada respecto del río. Unas bases de pizarra situadas apenas unos metros más abajo del actual, hace suponer la existencia de un puente anterior en este otro punto del río.
Los dos puentes han sido reforzados, el de La Vereda hacia 198o, colocando unas vigas metálicas bajo el entablado de madera, y el de Matallana recientemente, colocando sobre la antigua estructura de madera muy deteriorada, una estructura metálica con barandilla y petos de mampostería en los extremos.
La puente de La Vereda ya aparece reflejada en 1602, con el gasto "de vino de aderezar la Puente de Ballosera", mientras que el de Matallana aparece ya en 1594.

viernes, 26 de noviembre de 2010

LAS ERAS DE LAS SALEGAS, EN LA VEREDA




MÁQUINA DE "ALVELAR"


En lo más alto del Barrio de Arriba están situadas las Eras de las Salegas, lugar donde se realizaba la "trilla", separar el trigo de la gavilla, y se "alvelaba", es decir se separaba el trigo de la paja. Las Salegas se denomina esta zona de La Vereda, la más elevada, en la que se daba la sal al ganado.

Lugar excelente como mirador hacia el Pico de la Tornera y de La Cerrada, del Arroyo Abajo, La Umbrihuela, La Cabezuela, El Pajarejo, y la Arrén de los Cerezos. Unas eras de forma redondeada que se van sucediendo en sucesivas terrazas, niveladas a base "de pico" y de preciosos empedrados, rematadas mediante lajas superpuestas para que no se cayera nada de una a otra, y que eran propiedad de los vecinos, teniendo "parte" en ellas por lazos familiares.
Por último, una imagen de "modernidad", una máquina de alvelar que fue traída penosamente hacia 1950, encima de mulas, por el estrecho camino construido por los vecinos desde la Presa de El Vado. Había dos en La Vereda, compradas por varias familias para aligerar el trabajo. Ahora se han convertido en herrumbrosas "esculturas" en medio de la naturaleza.

EL VIEJO OLMO DE LA VEREDA



EL OLMO SECO

Uno de los elementos de la cultura tradicional de La Vereda y de su patrimonio natural que se ha perdido en estos años, ha sido la presencia del viejo olmo centenario que se encontraba frente al portalillo de la Iglesia, en el llamado Juego de Bolos.
Este olmo, como tantos otros en Castilla, servía de marco para festivas reuniones de los vecinos de La Vereda. Costumbres perdidas hace tiempo, y que sólo recuerdan los más viejos del lugar que hacían sus padres, como era el juego de los bolos castellanos, que aún perdura en pueblos cercanos y en la toponimia de esta callejuela. Y otras costumbres como la subasta bajo sus ramas de "El Ramo de San Pedro", adornado con rosquillas de baño y cerezas, que durante la fiesta de San Pedro se efectúa todavía hoy en día, aunque en otro lugar.
La grafiosis, enfermedad muy agresiva, que afectó a los olmos en España, hizo que se secará en los años 80-90 del pasado siglo, al igual que los Olmos de las Eras. Y aunque ya no se reconoce el lugar donde se encontraba dicho árbol, hay motivos para la esperanza: pequeños retoños están ya crecidos muy cerca de dónde se encontraba. Esperemos que crezcan sin impedimentos y vuelva a celebrarse dentro de poco tiempo la subasta de El Ramo, de nuevo bajo las ramas de un olmo castellano.

LAS ESCUELAS, EN LA VEREDA


1973

Las Escuelas están situadas en el gran espacio abierto de los Olmos de las Eras, antes de llegar al Hondón de los Pajares y Las Cortes. Del enorme edificio que fue Escuela y Casa de la Maestra, sólo nos queda hoy día parte de los muros, tras un incendio que la destruyó hace unas décadas.
Por las escasas fotos que nos quedan, era un gran edificio, con dos partes diferenciadas, una gran sala dedicada a Escuela, con sus bancos y pupitres, y la Casa de la Maestra, en la que residía el profesor encargado de dar instrucción a los niños de estos pueblos.
La Escuela de La Vereda se construyó en la década de los años 40 del pasado siglo, tras la Guerra Civil, ya que anteriormente los niños acudían a El Vado donde estaba la Escuela entonces. Una Escuela que en 1861 contaba como maestro a Félix Borlax, y que contaba con un sueldo anual de 515 reales según datos del Boletín del Ministerio de Fomento.

LA CASA DEL SECRETARIO, EN LA VEREDA


INSCRIPCIÓN EN LA CASA DEL SECRETARIO O DEL PUEBLO

La Casa del Secretario, o del Pueblo según reza en la inscripción de su fachada principal, se edificó hacia 1950 como residencia de este funcionario municipal, encargado de gestionar en estos pequeños pueblos todo el funcionamiento del Ayuntamiento. La casa se reedificó cuando el Ayuntamiento pasó de El Vado a La Vereda, utilizándose en su construcción elementos y piezas de los edificios municipales de El Vado (como es el caso de la escalera), realizándose sólo por los vecinos de La Vereda, según se indica en la inscripción antes referida. Hay que indicar que desaparecido El Vado, el Estado consideró oportuno adjudicar la capitalidad del Ayuntamiento, mientras que a Matallana pasó la titularidad de la Parroquia de Sta. María la Blanca, aunque parece ser que hubo en estos puntos desavenencias entre los vecinos de una y otra aldea.
Consta de planta baja con un espacioso portal que comunica con el huerto del fondo, sala y alcoba, sala y cocina. La escalera del portal nos conduce a una espaciosa "cámara" o "cámbara" bajo la cubierta del edificio.
Edificado sobre un edificio anterior, se caracteriza por las ventanas de gran tamaño de su fachada principal, según las características de la arquitectura tradicional de la zona, lo que nos indica de lo reciente de su construcción.

EL CENSO DE LOS MILLONES Y VECINDARIO DE CASTILLA 1591

En 1591 se realizó el Censo de los millones, un censo que recogía los vecinos pecheros de cada lugar, es decir, de los contribuyentes, para aplicar el llamado Impuesto de los millones, aplicable a la alimentación y que fue aprobado por Felipe II en 1590. Está custodiado en el Archivo General de Simancas, y fue recopilado por Tomás González en el siglo XIX, siendo publicado por la Imprenta Real en 1829. Es la fuente más fiable de la demografía española del siglo XVI.
En este censo aparecen los vecinos pecheros de El Vado, La Vereda y Matallana formando un subgrupo junto con Cardoso de la Sierra, Balconete y La Vihuela, dentro de la Tierra de Colmenar de la Sierra y su tierra, y otros lugares.
El Vado tenía 23 vecinos, siendo uno de ellos el sacerdote, La Vereda contaba con 25 y Matallana con 16. Esta cuantía y distribución de vecinos se mantiene práctiacamente igual en el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, siendo siempre La Vereda la que cuenta con mayor población. Hay que tener en cuenta que el término "vecino" agrupa los miembros de una familia contribuyente, y que se puede dar un término medio de 4 personas por vecino. Lo que daría una población total de 250 personas en el año 1591.

LA CALLE DE SAN JUAN, EN MATALLANA



Matallana se encuentra situado en el borde de un extenso llano, el Llano de Arriba, junto al río Jarama. Se configura en dos núcleos bien diferenciados: el Barrio de Arriba, situado al oeste en una peña y que en el Catastro de Ensenada de 1752 era denominado la "Aldea de Arriba de Matallana", y la calle de San Juan, una larga calle que discurre junto al barranco del río Jarama, y que separa mediante un cercado de piedra un encinar con prados y pastos, de una hilera de casas que van desde la Fuente en el extremo este, a la Iglesia de San Juan, en el otro extremo.
La larga calle está compuesta de una acera empedrada, sobreelevada del resto de la calzada, sobre el terreno natural pétreo, bajo una fila de hermosos y ancianos robles y encinas.
La Iglesia de San Juan se sitúa en un punto intermedio entre el Barrio de Arriba y la calle de San Juan, formando un conjunto disperso, y que actualmente, con una serie de incendios y los derrumbes propios del paso del tiempo, está en franco deterioror.


"EL PEDAZO" DE LA VEREDA

VISTA AEREA DE "EL PEDAZO" O "PIAZO CHICO"

Vista La Vereda desde arriba, sorprende el descubrir un casi perfecto rectángulo verde situado al este de La Vereda, rodeado de centenarias encinas. Es el llamado "Piazo Chico" o "El Pedazo". Conformado en una suave pendiente desde el Prado de las Eras, era un lugar dedicado a huertos y prados. El Prado de los Guindos o el de los Perales, se sitúan junto a él, separados por el camino que procede de El Vado, entre grandes encinas y olivos ,que al llegar al pueblo se divide entre la Cuesta del Moral y la Calle de Oriente, antes del Seto.
Este nombre de El Pedazo ya aparece recogido en el Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752. Los vecinos de La Vereda en este Catastro lo denominan "El Piazo Chico", como Francisco o "Pedazo Chico", como Bernardo Alonso (1752), mientras que los vecinos de El Vado que tienen propiedades aquí, lo llaman "El Pedazo de La Vereda", ampliando el término incluso a "la Peña del Casar del Pedazo de La Vereda", como es el caso de Blas Martín (1752).
El nombre puede deberse al especial caracter de la repoblación castellana, en la que el Concejo adjudicaba y repartía las tierras entre los vecinos, reservando tierras comunales. Este "Pedazo de La Vereda", al igual que El Llano de Arriba de Matallana, pudieran ser tierras cercanas a los pueblos, adjudicadas a los vecinos de cada aldea.

EL CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA 1752

Desde 1749, a propuesta de el Marqués de la Ensenada como ministro de Fernando VI, se realizó en la Corona de Castilla un exhaustivo censo que es conocido actualmente como el Catastro del Marqués de la Ensenada. En él se recogen propiedades y rentas de todos los vecinos de más de 15000 lugares, indicando relaciones de familia, descripción de fincas, topónimos, etc.
En El Vado dicho censo se realizó en 1752, contestando a un Interrogatorio general a todos los lugares, y recogiéndose los datos de las propiedades existentes el El Vado y sus barrios. Es una fuente primordial para conocer la situación de estos pueblos en esta época.
Con los datos recogidos, El Vado contaba con 72 habitantes, La Vereda con 115 y Matallana con 73 habitantes. El Concejo de El Vado estaba compuesto por los Alcaldes ordinarios, Juan Nabarro y Francisco Durán; el Procurador y Síndico General y Señorial, Juan Iruela el mayor; los Regidores, Juan Moreno y Juan de Santa María Mendoza, que también eran Síndicos de número y ayuntamiento junto con Francisco Portillo.
El Concejo contaba con Casa capitular, Casa del cirujano y fragua, siendo Phelipe Aranda el cirujano y Cristobal Ollero, el sangrador.
El Cura Párroco era Fernando de Puebla, que contaba con el Beneficio de la Parroquia (las rentas de las tierras propiedad de la Parroquia), aunque la mitad de las Tercias Reales estaban cedidas a los curas de Uceda por la memoria fundada por Juan II de Castilla en la Parroquial de Nra. Sra. de Barga. El sacristán era Eladio Toquero, también Síndico Fiel de Fechos.
Existían la Cofradía de las Ánimas, la Cofradía de la Ermita de San Juan en Matallana, la Cofradía de la Ermita de Ntra. Sra. de la Concepción en La Vereda, Cofradía de Ntra. Sra. de la Blanca, Mayordomos de Ntra. Sra. del Rosario y el Cabildo del Santísimo Sacramento.
El Cardenal Portocarrero era el Marqués de Montesclaros y Señor de El Vado, que contaba con las alcábalas, penas de cámara, diezmos (que eran para el Monasterio de El Paular en Madrid), y el derecho al nombramiento de Justicia. No tenía propiedades como tal en el Concejo.

FRANCISCO SANZ, NOTARIO EN MATALLANA 1592-1593



Una de las curiosidades que nos depara la historia de estos pueblos es la existencia de un notario en Matallana que ejerció durante los años 1592 y 1593.
Francisco Sanz, que así se llamaba, dispuso en esos años los testamentos, inventarios y disposiciones de los vecinos de El Vado, La Vereda y Matallana, como consta en los protocolos notariales conservados en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. Destacan los testamentos y los testimonios de los albaceas de huérfanos menores de edad, en los que se indican las cuentas de los bienes que poseían y su buena administración.

LA VEREDA DESDE EL AIRE

VISTA AEREA

PLANO DE LA VEREDA 1895

Vista desde el aire, La Vereda se divisa en la falda de una colina, Las Mesas, abarcando dos pequeñas lomas que se asoman abruptamente sobre el escarpado desfiladero por el que discurre el arroyo Vallosera.
El núcleo principal aparece hacia el este, en torno a la Plaza de Oriente, abriéndose en el pequeño llano hacia el precipicio con el Hondón de los Pajares, Las Cortes y las Eras de la Carrasca. Los prados y huertos denominados El Piazo o El Pedazo, se distinguen por formar un rectángulo casi perfecto junto a un espeso encinar. En este núcleo se sitúan la Casa de Villa y las Escuelas junto a los Olmos de las Eras, la Casa del Secretario en la Plaza de Oriente, la Fuente y la Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción en el Llanete, junto al Juego de Bolos.
Separando este conjunto y el Barrio de Arriba se encuentra la Calleja, por el que continuaba el Camino hasta Matallana, los Huertos de las Pizuelas (pequeñas pozas de agua), y las Arrenes de la Virgen, cercados dedicados a pastos para forraje.
El Barrio de Arriba se eleva en abruptas peñas hasta las Eras de las Salegas (sitio donde se echaba sal al ganado), formando un espectacular conjunto de terrazas con vistas a la Tornera.
El plano de 1895 muestra como se ha mantenido la configuración urbana, aunque aparecen edificados diversos solares con edificaciones derruídas actualmente, tanto en el Barrio de Arriba junto a la Casa de los Balcones como en torno a la Calleja.

sábado, 20 de noviembre de 2010

LA EXPROPIACIÓN FORZOSA DE LA VEREDA EN 1971







Terminada la construcción de la Presa de El Vado en 1954, llegan malos tiempos para La Vereda y Matallana, anegado ya El Vado. Desde ese momento, se corta la carretera que unía directamente estos pueblos con Tamajón, a través del Puente de El Vado. El Estado, hecha la Presa, no realiza una carretera alternativa, con lo que estos pueblos quedan aislados, sin accesos ni ningún tipo de servicios. Tienen que ser los propios vecinos los que realicen penosamente una senda o camino de herradura por la que tardan unas cuatro horas en llegar hasta Tamajón.
En 1971 el Instituto para la Conservación de la Naturaleza, ICONA, ejecuta la expropiación forzosa de todo el término municipal de La Vereda, con el interés público de la realización de trabajos hidrológico forestales en la zona. En 1972 la última familia que quedaba en La Vereda abandona su casa.
Casualmente, apenas dos años después, el Estado realiza la pista forestal que facilita el acceso rodado a La Vereda, y algún tiempo después formaliza la concesión de uso y disfrute de los edificios de La Vereda y Matallana a una serie de personas físicas ajenas a dichos pueblos.

LA ERMITA PERDIDA DE SAN SEBASTIÁN, EN EL VADO


En el Inventario de la Iglesia de Santa María del Vado de 1490 se indica la existencia de un "frontal, o paño de altar, de guadamecí, viejo, que está en la ermita de San Sebastián". Es la primera de las numerosas referencias que a lo largo de los Libros de Cuentas Parroquiales y Municipales de El Vado se hacen de una ermita dedicada a San Sebastián.
Unos años después, en 1528 y en 1560, se indica de la existencia dentro de la Iglesia de Santa María, de un altar de San Sebastián; pero es en 1576 cuando el Obispo, en una de las visitas pastorales, ordena que "teniendo conocimiento de que la ermita del Señor San Sebastián no está cerrada ni decente, se manda al mayordomo poner cerradura en las puertas".
Parece ser que en esa época la referida ermita estaba ya abandonada, pasando su culto a un altar colateral en la Iglesia de Santa María, aunque existen intentos por parte de los vecinos de seguir con su reparación, lo que consta en los Libros Municipales en 1593, con unos gastos en "aderezar la ermita de San Sebastian", igual que en 1603 y 1618-1619, en el que se colocó un banco de obra, se hizo un "gasto en vino de cuando se aderezó la ermita de San Sebastián", "gasto de vino de tejar la ermita de San Sebastián", y "gasto de jabelgar la casa de San Sebastián y aderezarla del todo".
Después de esa fecha, no vuelve a mencionarse la referida ermita, lo que da lugar a dos suposiciones sobre su situación:
La más factible sería que dicha ermita fuera la que actualmente se denomina de la "Majailla", la ermita de Ntra. Sra. de las Angustias, cuyas ruinas todavía hoy en día se ven a la orilla del camino, en las afueras de El Vado. Esta suposición se ve reforzada ante la descripción de la reconstrucción de dicha ermita en 1757, "cerca de una ermita anterior".
Pero un topónimo que todavía existe hoy en día al norte de El Vado, nos lleva a la segunda suposición. Junto al arroyo de la Umbría aparece el llamado Barranco de El Santo Bueno. Un nombre singular para un barranco que se sitúa además cerca del sitio denominado El Casucho. ¿Estaría la antigua ermita de San Sebastián junto a este Barranco de El Santo Bueno, camino de la Iglesia de Matallana?
Por ahora, no tenemos respuesta.

ERMITA DE LA "MAJAILLA", EN EL VADO



La ermita de la "Majailla" (la Majadilla) o de Nuestra Señora de las Angustias, está situada en las afueras de El Vado, pegada al camino que viene de La Vereda. Todavía hoy en día se pueden ver las ruinas de lo que fuera esta sencilla ermita de forma cuadrada, con cubierta de madera a cuatro aguas y pequeño portalillo a la entrada. En su interior, altar adosado al muro y una pequeña hornacina en la que estaba situada su Imagen titular.
Segñun los Libros de Cuentas conservados de esta ermita, ésta fue reedificada por los vecinos en 1757, muy cerca de una ermita anterior. El 14 de febrero de 1767 se concede por el Arzobispado de Toledo licencia para su reconstrucción y para poder celebrar la Santa Misa en ella. El 6 de marzo del mismo año se firma el Acta de bendición de la referida ermita de Nuestra Señora de las Angustias por el presbítero D. Antonio Raphael Palao Espejo, acta que todavía se conserva.
Debió ser esta Imagen muy venerada, por las numerosas limosnas que se recogen para la construcción de la ermita y la realización del retablo por D. José Quintana, tallista de Tamajón, en la que en 1757 se colocó la imagen, todo ello con grandes festejos en los que se "vendieron rosquillas", y se realizaron hasta fuegos artificiales, como consta en la partida de "gastos de la pólbora de la colocación de la Imagen". Devoción plasmada entre los años 1765 y 1769 en el esfuerzo de los vecinos que "rozaron" unas tierras baldías en la que sembraron centeno para pagar el dorado del retablo de esta ermita, o en los varios "Ramos" de rosquillas ofrecidos a la virgen y que se subastaron en esos años para obtener ingresos, siendo uno de ellos subastado hasta dos veces para sacar mayor beneficio en el día de su fiesta.
La fiesta de Ntra. Sra. de las Angustias se celebraba el día 8 de septiembre, Natividad de la Virgen, siendo tanta esta tradición que cuando las estructuras sociales y religiosas se tambalearon durante el siglo XIX, éste fue el día elegido por los vecinos de El Vado para conservar su fiesta patronal dedicada a la Virgen Blanca, en detrimento del tradicional 15 de agosto, así como la persistente tradición de la subasta del Ramo, propio de la cultura popular de estos pueblos.
Entre los numerosos objetos comprados o donados a esta Imagen, destaca la existencia de un estandarte de la Virgen, unas andas doradas y numerosos "ramilletes de hojalata", antecedente de las flores de plástico actuales.

IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA, DE MATALLANA



La Iglesia de San Juan Bautista está situada entre el Barrio de Arriba y la calle de San Juan, en Matallana. Consta de una única nave rectangular, ábside de cabecera rectangular y pequeño pórtico al sur, protegiendo el arco de medio punto que forma la portada. A los pies se sitúa una estilizada espadaña con dos huecos irregulares para campanas, de forma ojival.
Se cubría con estructura de madera de escudrías irregulares, formando rústicas cerchas, algunas de ellas lamentablemente derruídas. Todo el conjunto se realiza en mampostería de pizarra irregular, con tejado de lajas de pizarra igualmente.
El presbiterio, sobrelevado respecto de la nave, conserva todavía el altar primitivo adosado al muro orientado hacia el este, con una pequeña hornacina a la izquierda del mismo.
La iglesia aparece ya documentada en 1523 en los Libros de Cuentas de la Iglesia de Santa María del Vado, de la que dependía, indicándose que en "en la ermita de Matallana" se conservaba una "casulla de lino azul mediada, un alba y un misal de papel de molde". En 1546 se ordena un préstamo al "mayordomo de la Iglesia de Matallana", y en 1548 se "de una casulla a la iglesia de Matallana para que se diga misa". Según indicaciones de Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico Estadístico de 1850, la ermita de Matallana fue en su día parroquia independiente, aunque no dice de donde procede esta información. Sí se puede indicar que los contrafuertes que aparecen en las esquinas de la cabecera del templo, recuerdan a los existentes en la Capilla Mayor de la iglesia de Santa María del Vado, de aproximadamente el siglo XIV, lo que hace suponer que los constructores de Matallana los imitaron en su construcción, aunque no funcionaran estructuralmente del mismo modo que en El Vado, al carecer de cubierta de bóveda de cañón.
Desde 1660 hasta 1738 se conserva los Libros de Cuentas de la Ermita del Señor San Juan, de Matallana, en la que se detallan las obras de mantenimiento y ornato que se realizan en la misma. No hay datos que presupongan que se modificara en algún momento la dedicación de la ermita a San Juan Bautista, como titular de la misma y patrón de Matallana, como lo atestiguan los datos conservados en los referidos Libros.

PRIVILEGIO DE QUINTAS DE EL VADO Y SUS BARRIOS

Uno de los hechos curiosos que guarda la historia de estos pueblos es el llamado Privilegio de Quintas, vigente hasta la desparición del Antiguo Régimen. En el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara se conserva, desde que se expropiara gran parte del Archivo Municipal de El Vado en 1855, el "Privilegio de Quintas de El Vado y sus Barrios". Con él, estos pueblos estaban exentos de enviar soldados a los requerimientos del Ejército. Aquí podemos ver un pequeño resumen de como se gestó:
"Juan Bautista Jumilla, en nombre de los Concejos y vecinos de Colmenar y del Bado y sus anejos, piden la exención de soldados por estar todos los mozos empleados en la guardia y custodia de los ganados". En 1705 y 1706 ante Pedro de Oñate.
"Pedro de Oñate, recoge la petición acompañada de la Real Cédula de Su Majestad de junio de 1703 en la que se da por libre a las dichas Villas y sus anejos de aportar soldados por ser sus vecinos ganaderos que están sirviendo en la Cañada Real de Ganado Merino, por lo que pidieron a D. Francisco Calderón de la Barca, en 1705, que declaren a dichas villas y anejos por libres y exentas, como estaban ,de contribuir de soldados y que se les volviera la dicha Cédula y diesen los despachos que correspondan para su resguardo. A 9 de julio de 1709.
"Bernardo Cambí, corregidor capitán de guerra, que por su Majestad y los señores del Real Consejo de Guerra, según provisión dada en Madrid a 15 de enero de 1705, concede que no se incluyesen a dicha Villa (Colmenar) y a la del Vado y sus anejos en el Repartimiento de Soldados que entonces se les pedía, por ser sus vecinos ganaderos y asistentes de la Cañada Real de Merinos, que se mandó guardar para el .... y atendiendo a las corta vecindad y haber declarado por libre a la Somosierra y Robergordo de la Contribución de Soldados que ambas y a la del Cardoso, se les pedía, por el Privilegio que goza que sus vecinos tengan abierto el Puerto a tiempo de víveres para el trajín de comerciantes y pasajeros, declaro por libres a la dicha Villa de Colmenar y a la expresada del Vado y sus anejos, y para su resguardo mando que expidan y se les dé a cada un el Despacho conveniente, con inserción de la orden de Su Majestad.
En Guadalajara, a 26 de febrero de 1747".
Por último, un dato que puede añadirse como antecedente: en 1589 aparece como gasto en el Libro de Cuentas del Concejo, "un pago a Luis Moreno por ocho días de ir a Valladolid sobre los soldados", un gasto de "ir a informar de un letrado de cuando los soldados y del procurador que fue" y un pago "al procurador de dos días en El Cardoso por la provisión de los soldados".

LA CASA DE LOS BALCONES




La Casa de los Balcones de La Vereda es una de las construcciones más características de dicho pueblo. Situada de forma aislada en el Barrio de Arriba, en un pequeño promontorio, destaca por su balconada de madera, la única que existe en estos pueblos, sobre un fondo encalado que la hace resaltar aún más.
En el portalillo de entrada al edificio destacan, sobre el fondo negro de la pizarra, las piedras blancas que forman las iniciales de su constructor y propietario: APM, Apolinar Moreno García. Este gran "arquitecto-albañil-constructor" que ha dejado su huella en numerosos edificios de la zona, construyó hacia 1931 este edificio compuesto de portal y dos casas adosadas de tres plantas bajo una inmensa cubierta de dos aguas. La casa de la izquierda, que es la que se habitó fundamentalmente, se compone en planta baja de portal, sala y alcoba, cuadra y escalera de subida. En planta primera se compone de cocina, con horno sin marcar al exterior, y tres alcobas, y en la planta segunda, abuhardillada, la "cámara" con las "trojes" en las que se guardaba el grano.
La fachada muestra los huecos de mayor tamaño de todo el edificio, dos puertas de entrada, ventanas en planta baja y balconeras en la primera, todo ello remarcado con umbrales y dinteles de madera, carpinterías de madera con cristales y fraileros en su interior. El blanco encalado, tradicional en la arquitectura negra para diferenciar las entradas a las viviendas, resalta el gran volumen "negro" del edificio, en la que una serie de líneas horizontales formadas por piedras blancas que rodean la construcción, marcan horizontalmente las tres plantas.
El edificio lo construyó Apolinar hacia 1931 con la ayuda de su familia, dos hijos y tres hijas, sobre el solar de una antigua casa que había sufrido un incendio, y que ya en 1895 se encontraba edificado.