En La Vereda, la víspera de Todos los Santos, se reunían para matar "la machorra", un macho cabrío viejo, hacer con él el "repasto" (un guiso con huevos), y cenar todos los mozos en "corrobra". En esta cena, los chicos que cumplían 14 años entraban a formar parte de los mozos y pagaban un cuartillo de vino para todos. Luego, se comían las "puches", unas gachas con miel, y cuando los mozos se ponían alegres, cogían las puches y llenaban las cerraduras de las casas con ellas para no dejar pasar a las "ánimas". Para dar más ambiente, colocaban calabazas huecas con velas encendidas en su interior por el pueblo (y que conste que en esa época no había tele ni películas americanas en estos pueblos)
En El Vado, sede de la Parroquia y del Concejo, se celebraba la Misa de Todos los Santos, que eras una de las tres misas que pagaba el Ayuntamiento durante el año (junto la misa de San Sebastián, 20 de enero, y San Roque, 16 de agosto). También el Concejo repartía este día de fiesta la "caridad" de pan, queso y vino a todos los vecinos. Por último, la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, de la que se conservan datos desde 1690 hasta 1805, celebraba una subasta o "almoneda" con donativos en especie dados por los vecinos (alubias, garbanzos,...) para sufragar los gastos de la Cofradía, que seguramente se ocupaba de enterrar a los vecinos de estos pueblos y de organizar las diversas misas y "clamores" en su recuerdo.
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