Esta noche es San Silvestre, última noche del año
que entre damas y galanes, se repite el aguinaldo.
Y el aguinaldo pedimos, como pidió San José
la noche que nació Cristo, en el portal de Belén.
Que el día de Nochebuena, entre damas y “judeas”
parida estaba la Virgen, alumbrándola una estrella.
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Portales y dónde nace resplandecen como el sol;
pañales que lo empañaban la Virgen se los cortó;
fajero que lo enfajaba era un rico ceñidor;
la cuna que lo mecía eran las ruedas del sol;
la Dama que le criaba le cantaba esta canción.
Reyes ha habido muy grandes y Tú has de ser el mayor.
Bajarás a los infiernos antes de que se ponga el sol,
sacarás a Adán y Eva de la boca de un Dragón.
Allá “adelante” habrá tres sillas, sillas de grande valor,
te sentarás en la de en medio al par de Nuestro Señor.
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Estas puertas son de pino y el cerrojo es de latón,
y aquí vive un caballero que está alumbrando al Señor.
Quién es aquel caballero que está sentado en su silla,
(pues) será el señor Eugenio, que por muchos años viva.
Quién es aquella señora que está sentada a su lado,
(pues) será “señá” Tomasa, que nos va a dar el aguinaldo.
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El aguinaldo que nos dé, dénosle con alegría
que para subir al cielo,la limosna es “grandesía”.
Jesucristo se lo pague y aquella Reina del Cielo.
Jesucristo Rey de Vida, Aquel que nació en Belén,
que nos ha juntado aquí, nos junte en la Gloria, Amén.
Con este bello aguinaldo, los habitantes de La Vereda despedían el año en la noche de San Silvestre: noche mágica en la que la ronda de mozos entonaba, con el único acompañamiento de un gran tambor de propiedad comunal, este canto petitorio de Navidad arropando a la figura del Botarga.
El Botarga era un personaje estrafalario vestido con ropa vieja: chambra (blusa) y sayas (faldas) de mujer, alpargatas y un cinturón del que colgaban varios cencerros. Se tiznaba la cara, y se cubría con un pañuelo y un sombrero de paja, llevando un largo garrote en la mano. Vestido así, salía con la ronda de mozos haciendo sonar sus cencerros. Al llegar a las casas los mozos entonaban en el portal un aguinaldo, “el cantar de San Silvestre”, con el único acompañamiento del tambor. El botarga llamaba a las puertas con su bastón, corriendo a la cocina para remover con su garrote las brasas del fuego en busca de patatas asadas y para revolver la cocina. Daba saltos haciendo sonar estrepitosamente los cencerros, y si había mozas o niños en la casa, bailaba con ellos, cantando los pequeños:
“Botarga la larga, cascaruleta,
que más vale mi pelo que tu chaqueta”
El grupo llevaba dos cestas y unas alforjas: para recoger el aguinaldo de los mozos y el aguinaldo de los hombres, que se recogía y se procedía a su almoneda o subasta el día de Año Nuevo. Este aguinaldo se componía principalmente de chorizos, legumbres y cereales. Por último, si en la casa había algún mozo, ese invitaba a entrar a todos sus compañeros que hacían la ronda y se les invitaba a torreznos, pastas y anís. Así continuaba la ronda toda la noche.
El aguinaldo aquí recogido es principalmente una muestra del romance denominado "La Virgen anuncia al niño su pasión y gloria", romance cuyas versiones más parecidas han sido recogidas hace más de un siglo en el norte y noroeste de España y Portugal (curioso la referencia a Portugal), aunque también hay alguna versión más reducida en la cercana Brihuega, en la misma provincia de Guadalajara. En la última parte del aguinaldo se mezcla con estrofas de carácter petitorio que podían utilizarse en cualquier época del año. Merece resaltar la belleza de los versos que describen el pesebre y anuncian la Pasión de Cristo, y resulta curioso imaginarse el contraste entre el rudo carácter de los serranos y la pobreza del entorno, con el canto de estos versos de carácter culto.